Cuentos cortos de ficción

No puedo dejarlo, es imposible y además improbable.


Desde que me acuerdo, la probabilidad estaba en mi vida. Cuando mi esposa quedó embarazada, ella no podía soportar esa palabra.
Querido no digas que es muy probable que sea chico. También puede ser una niña. Me han dicho que ya hacen pruebas para saberlo antes de que nazca. 
Yo no la oía. Mis pensamientos se fueron a mi mesa favorita del casino. Si se pudiera hacer esas pruebas de sexo a la bola, yo podría saber el resultado, si chico o chica, rojo o negro. Me jugaba mucho pero tenía que confiar en la probabilidad. Siempre enredado en probabilidades.
Sí cariño, es verdad, también puede que sea niña.  
Con esa respuesta mía hubo paz en mi matrimonio por un tiempo... más o menos tres días.


La probabilidad de que yo deje de jugar son muy bajas. Ésto lo tengo ya calculado. El bebé fue niño y ya discute conmigo sobre probabilidades. 
Sí papá, las probabilidades de algún día dejes de jugar son escasas. 
Y lo mejor de todo es que su síntesis en las oraciones era perfecta. De eso sí estoy orgulloso porque llegará lejos en cualquier cosa que se proponga excepto en jugar a mi lado.
Papá, hoy es tu día de juego. No te olvides.
Lo que jesusito no sabía es que ese día iba a ser mi último juego. Lo tenía decidido. Ya no mas esa lucha de probabilidades. Iba a poner una gran cantidad de fichas a una chance y lo que la probabilidad decida. Perdón, será la última vez que use esa palabra. Si pierdo lo aceptaré y no volveré nunca más. 
Perdonen pero el croupier ya tiró bola y tengo que dejarles. Fue un placer compartirlo con ustedes... 

Señores no va más...
 Negro el 6, par y falta...


¡Oooohh¡¡

Me estoy enamorando de una mujer que no es la mia.
Esto lo dijo un poeta y nadie le presto atención. Pero yo pobre jugador lo estoy viviendo. 

Cualquiera diría que esto es normal pero es que yo prometí amarla por la eternidad, es decir, durante toda la vida.
Mi mujer es el juego desinhibido y fácil. Ficha aquí porque sí y ficha allá porque sa.
Pero últimamente no puedo dejar de pensar en la otra. Esa chica despampanante con los pechos rellenos de conceptos y creo que estoy a punto de cometer adulterio.
Una voz interior me dice que me deje de tonterias y que cumpla con mis compromisos de boda. Seguiré felizmente casado hasta la tumba. Y una vez que lo tengo decidido veo de nuevo pasar a la chica conceptual. Con sus labios  sorprendentes pronunciando de forma sensual conceptos maravillosos. 
Este dilema me tiene trastornado. No vivo no duermo no como y ya no pongo fichas aqui porque sí y allá porque sa.
Anoche soñé con ella, caía tímidamente en paracaídas amortiguado y quede con la boca abierta. Necesito ayuda, una terapia de grupo...

La estrofa del verso

-¿Es tu presencia sonora 
El preludio de tu premio al botón del rojo
carmesí?

-Que no jacobito, tus versos son muy sonoros con acento átono y estrofa diátona pero el paño no es rojo carmesí.

-Perdona. Es que me falló la calle cuatro. Estuvo una hora sin salir. Un compañero de mesa derramó vino tinto precisamente sobre esa calle y quedó de color carmesí.

-Lo que vos necesitá es barrer el susodicho trapo carmesí. Una calle es un evento breve y fortuito. Tres plenos de nada. ¿Vos queré que tres míseros números se paseen por tu calle ida y vuelta ida y vuelta según tu voluntad?
Eso no es así compañero. Barrer el paño significa poner a prueba el cambio natural de eventos.
Das la oportunidad a un conjunto de plenos mayor, en total treinta y seis y en distintos momentos...

-Yo solo sé que el paño carmesí es mi fuerza.
Es una nota de color 
Disonante...

-Vos no tené arreglo che. Siga con su rima átona y estrofa diátona que yo me pongo a barrer.

-¿la sala?

-No boludo, el paño.

Mi planeta no esta en una galaxia lejana. Es la galaxia XS891RTV Ustedes la llaman la Vía Lactea.

Para que lo entiendan vosotros los terrícolas, mi sol está a tres calles del vuestro. Exactamente a tres años luz de la tierra. Ningún científico de los vuestros imaginó nunca que la vida estuviera tan cerca de ustedes.

Pero bueno, voy a contaros una experiencia y creo que será aburrida por la similitud con vuestras costumbres.

En mi familia todos somos aficionados al casino. Nuestra ruleta tiene 36 numeros y un cero. Sí, tenemos 2.7 y una banca, los extraterrestres somos tan listos como ustedes. 

Y en mi familia, otra cosa en la que coincidimos, es en hacer ejercicios de IC periódicamente -saludos CAT, si me lees vuelve pronto por nuestro planeta te dejastes las notas-.

Hace unos días mis padres me pusieron un trabajo de redacción, en el cual quedara reflejado mi opinión sobre la ruleta y los trabajos de CAT -nuestro extraterrestre- y la forma de ganar.

No tengo que decir que estuve preocupado muchos días. No tanto por el tema en sí de mi trabajo de redacción, sino por querer agradar a mis progenitores con un escrito decente, y que estuviera a la altura de lo que esperaban de mí. 

Finalmente me encerré en mi habitación burbuja que está iluminada con nuestro segundo sol,  y coger el toro por los cuernos.

Y aquí me encuentro haciendo cualquier cosa menos comenzar el trabajo...